miércoles, 21 de septiembre de 2011

Querida esperanza...

Querida esperanza,

Te escribo estas líneas porque estoy algo desconcertada, porque no entiendo bien qué eres en realidad, y no es porque piense que tienes que ser algo o alguien, de momento puedo entender que seas una emoción, un sentimiento o sólo un estado de ánimo.

Desconcertada como estaba pensé que lo mejor sería ir a buscar una definición de esperanza en el diccionario, y así lo hice, ahí encontré un montón de cosas: "Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad", esto me dejó más desconcertada, seguí buscando. "Esperar, con poco fundamento, que se conseguirá lo deseado o pretendido", esto ya se iba acercando más a la imagen que tenía de tí, a lo que creo que es lo que estoy buscando.
Pero seguí, porque no me convencía del todo: "Objeto o persona en la cual se confía para obtener lo que se desea", mmm....cuando llegué a esta definición fue cuándo me decidí a escribirte.
Es aquí donde empieza mi desconcierto, confiamos en que algo que queremos va a suceder, por ello, tenemos esperanza, eres un estado de ánimo a través del cual se nos ve como posible aquello que deseamos, al tener esperanza nos creemos invencibles, todo lo que queremos se puede hacer realidad ¿Eres o no algo positivo? Yo así lo entiendo, creo que hay mucha gente confiando en tí, creyendo que puede ser posible todo, porque tú existes. Es verdad, esperanza, si tú estás, todo parece alcanzable (no como tu amiga utopía, que se me hace siempre inalcanzable).

Por eso, esperanza, no entiendo que se utilice tu nombre de manera tan arbitraria.


(Dedicado a todos los #profesoresinEsperanza).

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